miércoles, 23 de mayo de 2012

Hello Gran Canaria!!

Hasta que no lo vimos no lo creímos. Durante la avalancha para comprar entradas para los conciertos que daría Bruce Springsteen este año en España, se empezó a correr el rumor de que quizá fuera a Las Palmas. Los periódicos de las islas lo anunciaban con temor, y nosotros, acostumbrados a las decepciones, al sí pero no, al "ahora no hay dinero para financiar algo así", los leíamos con respeto pero con algo de esperanza.

Cuando finalmente se confirmó, aun eramos escépticos, incluso aun con las entradas en la mano. De hecho, no lo asimilamos hasta el momento en el que realmente lo vimos aparecer.


                                          
foto: Jezoar Marrero

Y después de casi tres horas en barco desde Tenerife, diez más esperando y diversos cameos en la televisión autonómica, conseguimos nuestro objetivo: estar en primera fila. Pero aun no eramos conscientes de que no sólo iba a ser el concierto de nuestras vidas: también formaríamos parte de la leyenda del evento mágico que transformó a Canarias, que hace que aun hoy se hable de Bruce Spríntin (segun nuestras reporteras) y se siga hablando durante muchos meses más.

Asi que, armada con un rudimentario cartel en el que le pedía Rosalita, me busqué un sitio privilegiado entre dos personajes de distinta trayectoria pero misma camiseta: la del Born in the USA. Una de ellas, de veinte años, y que sólo conocía la canción llamada igual que el disco que llevaba "puesto"; la otra, una veterana que había ido a cuarenta y cinco conciertos en más de diez años.

Y con media hora de retraso, al fin apareció. Empezaron a sonar los primeros acordes de We take care of our own, y el público se volvió totalmente loco cuando Max Weinberg aporreó la batería - ahora sí que nos creíamos que el Boss estaba aqui. El setlist estaba, como era lógico, lleno de canciones del nuevo disco. Las opiniones están divididas en torno al Wrecking Ball, a mi me parece un buen disco, sobre todo porque hay varios momentos sublimes: la homónima Wrecking Ball, We Take Care of Our Own y la emotiva versión de Land of Hope and Dreams con Clarence. El resto de las canciones me parecen buenas, unas mejores que otras, pero en conjunto me parece un buen disco.
La sorpresa para mi fue Death to my Hometown, no me habría esperado en ningun momento que esa canción sonara tan contundente en directo, ni mucho menos que fuera de las mejores, con todos coreando la línea de la sección de vientos, que sonaban como gaitas. Fue verdaderamente emocionante.

Alternando con los nuevos temas, muchos temas clásicos. Para mi desgracia, ninguno de los dos primeros discos, con lo cual, no hubo Rosalita. Ni Thunder Road. Pero si hubo Bobby Jean y Out in the Street, dos de los temas en los que estaba especialmente expectante por Jake Clemons.



foto: Rolling Stone Larry Marano/Getty Images


Aunque Bruce decidió que en la gira hubiera una sección de vientos, para que el saxofonista no se sintiera abrumado por el duro papel de tener que sustituir a Clarence Clemons, este papel lo asumió Jake Clemons, su sobrino. Obviamente, su nivel técnico es altísimo, pero siempre cabe la duda: ¿tendrá buen feeling con la Band? ¿echaremos mucho de menos a Clarence? Nombraba antes Out in The Street y Bobby Jean porque tienen algunos de mis solos de saxo preferidos, y bien, la impresión que Jake me dio fue mejor de lo que me esperaba. No sólo estaba terriblemente activo encima del escenario, desinhibido pero sin alardes excesivos, demostrando respeto, no sólo a la banda y a Bruce, sino también a quien le precede. Y claro que echamos de menos a Clarence. Es inevitable. Pero Jake es algo mejor que un parche, es un soplo de aire fresco que hace mucho más llevadera su ausencia.

El concierto duró tres horas, y el setlist fue fantástico, aunque echara en falta algunas canciones, evidente teniendo en cuenta la cantidad de joyas que tiene.  Sonó una emotiva My City of Ruins, la potentísima Prove it All Night, Badlands, Two Hearts, Surrender (estas tres últimas rozaron la cúspide de la magia del momento), la inagotable Waitin' on a Sunny Day, donde no faltó la costumbre de sacar a cantar a una niña, dándole a los padres un motivo del que hablar durante las cenas de navidad de los próximos veinte años..
Y The River. Durante la cual tuve que hacer lo posible por llorar y cantar a grito pelado al mismo tiempo.

Por supuesto, no faltaron los himnos: Born To Run, Born in the USA después de muchísimo tiempo sin tocarla en Europa (os reto a adivinar qué pasó con la camiseta de la chica de al lado mio que sólo conocía esta canción), y Dancing in the Dark. Y el último tema: Tenth Avenue Freeze Out, en la que como homenaje a Clarence, fue interrumpida en cuanto Bruce dijo: "And the Big Man joined the Band". Sí, echamos de menos que el Big Man se manifestara a continuación, pero Bruce Springsteen y la E Street Band siguen en pie. Y si bien Jake no es su sustituto y, en fin, nunca será lo mismo sin él, no creo que pudiera haber una opción mejor para ocupar su lugar.

Nada falló ese extraño y mágico día que los canarios nunca olvidaremos.



Por favor, Rosalita. Come out en el concierto de Madrid

domingo, 6 de mayo de 2012

Radios Appear

Radio Birdman - Radios appear (1977)


Poco conozco de la escena musical australiana, pero dada la calidad de Radio Birdman, y muy en especial, de su disco debut, este Radios Appear, no cabe duda de que fueron su grupo emblema durante aquellos años de explosión del punk.

Radios Appear es un disco que describe claramente lo que es el proto punk, el punk, el rock & roll y el surf rock. Reminiscencias constantes a grandes grupos, una calidad musical envidiable, enganche, mucho enganche! e incluso algunos coletazos de ¿jazz? que eran bastante poco comunes en los sonidos de entonces.

Hay unas cuantas reediciones del disco, la mia es la más reciente, creo que de 2002. Como suele pasar con estas cosas, me he acostumbrado al orden con el que lo conocí, y ha sido extraño encontrarme con un Radios Appear de diez canciones en vez de quince y con un orden bastante diferente. ¡Y sin Aloha Steve and Danno, ese mítico tributo a Hawaii 5.0! Pero ha sido interesante ver cómo se planteó en un principio, y esa es la edición que voy a comentar, la original, la del '77.

Un grito gutural abre el disco, es, ni más ni menos una versión de TV Eye de los Stooges, por si teníamos alguna duda de las influencias de Radio Birdman. Dos guitarras, a cual más cruda, con solo de lo más guapo que empieza con una titubeante guitarra, mientras Rob Younger se desgañita la garganta.
El segundo tema es Murder City Nights, un clásico en su carrera, con un riff hiper melódico que es puro rock and roll revisited. Es surf, playa, olas - lo tiene todo. Vemos reflejados a MC5, a los Ramones, a Chuck Berry... es una auténtica maravilla.

No tengo ni idea del Oi!, pero siempre que escucho Anglo Girl Desire me viene a la cabeza: no sólo porque en si la canción es punk rock salvaje y crudo, pero las voces y los coros me recuerdan a lo que he escuchado de grupos como Cock Sparrer o lo poco que he escuchado de Sham 69. Al fin y al cabo, estos grupos eran punk, asi que me imagino que muy lejos no debo estar.
Man with Golden Helmet es un tema bastante atípico en un disco de estas características. Me recuerda vagamente a los Doors, y la incursión de una linea de piano bastante elaborada y la batería le dan un aire jazz bastante curioso.

Descent into the Maelstrom es una de las estrellas del disco: la calidad de las guitarras es muy apreciable en este tema, que se lucen descaradamente, pero sobre todo por la comunicación entre las dos guitarras y los solos (Hola MC5!).
Monday Morning Gunk cambia a un registro más suave, hay un riff post-estribillo de lo más estrambótico para mi, me suena a alguna tonadilla de juegos como el Tekken, o algo por el estilo. Manías...

Do The Pop es pegadiza y divertida, y es la canción culpable de que después de escuchar este disco tenga que escuchar los primeros discos de los Clash - y viceversa. Igual que la que viene otro tema después, Hand of Law (pensando en Brand New Cadillac), con uno de los bajos más guays de la historia y un cambio de tono al estribillo que es total Radio Birdman.
En medio de estas dos está Love Kills, la preciosa balada del disco. El piano sofisticado ha vuelto, y la voz más melódica de Younger también, en oposición a lo salvaje que es durante el resto del disco, para hacer justicia al canto de desamor de los austrayans.

New Race es la última canción del disco: un tema aceleradísimo, un riff apabullante y unos gritos de guerra que vuelven a recordar al Oi!, y en fin, "We are gonna punch you out!!".


Un discazo imprescindible de un grupazo cuya vida, desgraciadamente, fue demasiado corta, pero que sentaron las bases para que muchisimos grupos australianos tuvieran ganas y motivación para crear una pequeña escena, pequeña pero digna de tener en cuenta.