viernes, 30 de septiembre de 2011

Hush, Hush, Sweet Charlotte

Siempre me ha llamado mucho la atención la figura del "director de cine". Los directores tienen un estilo normalmente definido, desde luego también evolucionan, pero por lo general se suelen caracterizar por elementos comunes que se ven en cuando se tienen en cuenta las peliculas en su conjunto.

Muchos directores han sido personajes excéntricos y peculiares, sí sí, como tantos artistas; pero lo que más me llama la atención es el morboso sentido del humor por el que eran conocidos muchos de ellos.

Se dice que cuando Tippi Hedren estaba grabando Los Pájaros, Hitchcock regaló a su hija (Melanie Griffith) una muñeca del personaje de su madre. Esa muñeca estaba colocada dentro de una caja de madera... que parecía un ataud y que aterrorizó a la niña. También se dice que la intención de Hitchcock no era que la caja pareciera un ataud, pero ahi está la historia. Aunque viendo este video introductorio del programa "Alfred Hitchcock presenta..."







O a veces, contratan a dos divas de Hollywood en declive que se odian públicamente a muerte y que incluso llegan a las manos en medio del rodaje. Como Joan Crawford y Bette Davis en ¿qué fue de Baby Jane? de Robert Aldrich.

Durante la grabación, Bette Davis golpeó tan fuerte a Joan Crawford que tuvieron que darle puntos en la cabeza. Por su lado, Joan Crawford puso piedras en su ropa para que cuando Bette Davis la tuviera que cargar se hiciera daño en la espalda. Y así fue. Aldrich no podía decir que no se esperaba que esto pasara, y seguro que lo hizo intencionalmente. Me encantan este tipo de historias, esto si que eran mujeres con caracter.


Qué felices se les ve aqui con Jack Warner




Todas las películas que he visto de Aldrich son bastante perturbadoras. Sus personajes son de lo más siniestro, y las historias son enrevesadas y extrañas. Una de ellas es Canción de cuna para un cadáver (Hush hush, sweet Charlotte, 1964), con Bette Davis, Olivia Havilland y mi querido Joseph Cotten.

La presentación de la película hasta los créditos de inicio es tan contundente como efectista. Para dar una idea y no destripar (casi) nada, hay un asesinato. Y la canción de los créditos dice: "chop, chop, sweet Charlotte". Para una mente de lo más morbosa como la mía, no puede haber un inicio tan prometedor.
Por desgracia, me esperaba un poco más de acción en la primera parte de la película. A partir de la mitad adquiere otro tenor, y se cambian las tornas respecto a los personajes, e incluso acabas sintiendo pena por la loca de Charlotte. Ya el suspense se apodera de la película, y hasta el desenlace final totalmente inesperado y cuando se atan todos los cabos, engancha tanto que no puedes dejar de verla.
Hace poco comentaba en otro blog (hablando de otra película del mismo director) que cuando veo una película intento situarme en la época en la que se estrenó, intentando tener la mentalidad de aquellos que la vieron por primera vez. Pues bien, incluso sin trasladarme a 1964, me quedé alucinada con algunas de las imágenes que se ven en la película, los juegos de luces, la maldad de los personajes, el terror en la cara de la dramática Bette Davis.




¿Sensacionalista yoooo?


No es de mis películas preferidas, quizá ni siquiera de las mejores de Aldrich. En momentos se me hace un poco lenta, en parte porque me esperaba otra cosa teniendo en cuenta el fantástico comienzo, pero desde luego merece la pena verla. Aunque sea por ver en quién (según mi opinión, soy un desastre para los parecidos) se pueden haber inspirado los guionistas y los del casting de los soprano para el personaje de Livia Soprano, la madre de Tony.

lunes, 26 de septiembre de 2011

BOSTON: The Remains

Cada vez estoy más convencida que la clave del éxito es la oportunidad. Estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Así que en muchas de las ocasiones en las que nos preguntamos: ¿pero por qué tal grupo no llegó a ser más conocido?, probablemente algo de esto fallara. Aparte de, en muchas ocasiones, ineptitud de las distribuidoras o discográficas en bajas horas, como Big Star y Badfinger, algunos de los casos más paradigmáticos de esta desgracia. De todos modos, sigo pensando que esto deriva de un "bad timing". ¿Y si lo hubieran intentado dos años después? ¿Si en vez de estar en Memphis con una distribuidora pequeña (pero de gran renombre) como Stax hubieran estado en, no sé, Nueva York, con otra más eficiente que fuera capaz de ayudarles a alcanzar el camino del éxito que todos pensamos que merecían?

Sin embargo, hay algunas ocasiones en las que parece totalmente inexplicable que un grupo no haya encontrado el camino hacia el éxito. Y una de ellas, son los Remains.


The Remains (1964-1966)


Durante la mitad de los años sesenta salieron multitud de grupos de garage rock en Estados Unidos, los más remarcables se encuentran en el fantástico disco recopilatorio de los Nuggets: original artyfacts from the first psychedelic era. Al indagar en los trabajos de algunos de los mejores temas del recopilatorio, es muy probable que nos llevemos una gran decepción y encontremos mucha paja (sobre todo mucha psicodelia y acid pasado de tuerca) pero otros grupos son realmente buenos y aunque sólo tuvieran uno o dos discos, son joyas del garage y la psicodelia americana. Mis preferidos: Love, Chocolate Watchband, los Standells, Lollipop Shoppe y por supuesto, los Remains.

La vida de los Remains como grupo fue corta, sólo duraron de 1964 a 1966. Aunque no fueron los peor parados en cuanto a logros conseguidos, ya que fueron bastante conocidos en su ciudad, Boston, y fueron teloneros ni más ni menos que de los Beatles en su gira final por Estados Unidos, podrían haber llegado mucho más lejos, dado el potencial que tenían.






Su disco de estudio, Barry and the Remains (1966), tiene veinte temas, ni más ni menos, de los cuales no sólo dos o tres son los que merecen la pena, sino que casi todos lo tienen todo.

La música de los Remains es como una depuradora de los grupos más representativos de la British Invasion, como los mismos Zombies, los Hollies o los Rolling Stones entre otros - y la influencia de los Kinks es evidente hasta en you've got a hard time coming, con una línea de bajo en los mejores momentos del disco, con el cambio de riff en la parte final del tema. Eran cuatro americanos de veintidós años intentando sonar como ingleses, como muchos otros en ese entonces. Y el resultado fue buenísimo.

El primer tema es de los mejores, Heart, que empieza con un ritmo lento y se acelera y explota con el fantástico solo de Barry Tashian. También tienen un par de versiones buenas (Lonely Weekends y Diddy Wah Diddy), y la canción por la cual nos preguntamos cada dos por tres cómo no pudo haber sido un éxito nacional: Don't Look Back. Why do I cry, que sorprendentemente aparece en la banda sonora de la película Supersalidos, es otro de los imprescindibles del garage rock de mediados de los sesenta, y también de los preferidos de los seguidores del grupo durante las actuaciones en directo. Ain't that Her es preciosa, una de mis canciones favoritas de la historia (hasta he soñado con ella), con un bajo que es como una apisonadora y una guitarra con la que se complementa perfectamente y unos coros que recuerdan a los mejores momentos de los Zombies. Say you're sorry es literalmente brutal: la voz de Barry a lo Mick Jagger y la mejor batería del disco, más salvaje, recrudeciendo el estilo de las anteriores canciones un poco más. Las baladas son dignas de mención, como la estupenda Thank You, o una emotiva But I ain't got you que suena mucho a Bob Dylan.

Estamos ante veinte temas de los cuales para mi, más de la mitad podrían haber sido perfectamente exitos nacionales. No sé si es solo una cuestión de oportunidad, mala suerte o de lo que fuera, o que en ese entonces la competencia era muy dura y los demás muy buenos, pero lo que parece es que los Remains merecieron más de lo que tuvieron.


"There was a moment in the sixties when The Remains were designed to conquer the world. They didn't... But they were for me the most exciting American band of their time". Jon Landau.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Back in the USA

Tengo un ritual establecido casi desde que empecé la universidad que consiste en que los momentos previos a un examen, tengo que escuchar el Born To Run, la mayoría de veces para autoconvencerme de que me va a salir bien. Y cuando acabo todos los exámenes definitivamente, escucho el Back in the USA de MC5, para dejar atrás las noches sin dormir, la culpabilidad por hacer el vago en la biblioteca y los nervios de antes del examen.



MC5 - Back in the USA (1970)




Pues bien, ayer acabé el examen y como no podía ser menos, hoy tocaba Back in The USA. Mi querido disco divertido, macarra, y electrizante. Lo que nunca me habría imaginado es que iba a acabar celebrando mi fin de examenes escuchando este disco... mientras dormía la siesta. No sé en qué canción me dormi pero me desperté con Miss X del High Time que era el disco que iba inmediatamente después en mi ipod, así que el efecto sedante de MC5 me duró lo que dura el disco entero.
Lo peor de todo es que tengo un insomnio brutal: es raro el día que duerma más de cinco horas, con luz y cualquier tipo de ruido me es imposible mantener cerrados los ojos. Mi dependencia a la cafeína hace las cosas más dificiles, porque para mi, utilizando palabras de Mike Patton, el infierno sería un día sin café o estar en la carcel. Y ahi estaba yo, escuchando mi Back in the USA con la ventana de par en par a las cinco de la tarde.



Si Tyner levantara la cabeza...


Es dificil quedarme con un disco de MC5, porque el Kick out the Jams es de otro mundo y el High Time es otro rollo diferente, quizá más accesible, pero también es buenísimo. El Back in the USA es uno de mis discos preferidos. Es un disco perfecto de rock and roll pero a mil revoluciones más, casi punk. De hecho, la influencia que MC5 tuvieron en el punk es increíble y se ve en este disco. Yo los veo como unos Who americanos. La potencia, el rock and roll y la autenticidad.

Te haces una idea de lo que nos vamos a encontrar cuando el primer estallido es una versión de Tutti Frutti, que si ya es cañera la original de Little Richard esta lo es al extremo, con ese piano loco y una batería totalmente desquiciada. Las canciones duran dos minutos y medio por lo general, con la excepción de Let Me Try, que es el único momento en el que se nos permite respirar, una balada muy fifties totalmente inesperada.

Porque la linea general del disco es totalmente incendiaria. Teenage Lust y American Ruse son los temas que se reparten el puesto de honor en mi corazón. American Ruse es un tema perfecto de rock and roll de arriba a abajo: un riff tremendamente efectivo de tres notas, las guitarras de Fred Sonic Smith y Wayne Kramer interactuando, la voz aguda del showman Tymer, los coros abriendo paso al solo (No! No!) y la guinda del pastel, el fantástico solo revisitando el himno de Estados Unidos justo después de haber dicho esto:


Sixty-nine America in terminal stasis
The air's so thick it's like drowning in molasses
I'm sick and tired of paying these dues
And I'm finally getting hip to the American ruse


MC5 son provocativos y rebeldes, como se puede ver en muchas de las actuaciones que todavía quedan por ahi. Aunque para darse cuenta de esto en su plenitud lo ideal es escuchar el Kick Out The Jams, en directo. Las letras critican la política o la guerra, como The Human Being Lawnmower, "El hombre convertido en cortacesped", que es el titulo de canción más extraño que he visto en mi vida, el tema más crudo del disco. Las garageras High School y Shakin' Street son una maravilla, quizá los mejores argumentos para dar cuenta de lo mucho que les influyó la british invasion y lo mucho que influyeron ellos en el power pop - me imagino a cualquiera de los Ramones con dieciocho años escuchando a MC5 sin parar como yo, hasta durmiendo la siesta.

Con los años, Kramer y el bajista, Michael Davis coincidieron en la carcel por diferentes delitos pero ambos relacionados con drogas. El primer bajista, Pat Burrows, murió hace pocos años. Tyner y Fred Sonic Smith murieron durante los noventa. Antes de eso, Fred se casó con la señora Patti Smith, a quien solían decirle que sólo se había casado con él para no tener que cambiarse el apellido. Un final tristemente digno de una banda de rock and roll. Muy corto, pero muy intenso.

Motor city is burning!

martes, 6 de septiembre de 2011

Road Trippin with Neil Young

Me encanta viajar en coche. Me gusta tanto conducir como ir de pasajera, pero sobre todo conducir. Soy la típica que inconscientemente hace del paseo de dos kilómetros que hay de casa a la playa o del gimnasio a casa todo un ritual: pongo un cd que vaya con la ocasión, me pongo las gafas de sol, bajo las ventanas y sobre todo, pongo la música a todo volumen. Porque desde luego, el cincuenta por ciento del atractivo de conducir está en la música. Ir en silencio es un coñazo.

La primera vez que conduje sola, sin profesora de la autoescuela o copilotos histéricos (santa mamá, cada vez que me acuerdo de cómo se agarraba a la puerta, pobrecita), estaba enganchadísima a Neil Young. Y al GTA San Andreas, lo cual parecía bastante contraproducente.
Y parecerá una tontería, pero conducir sola era una de las cosas que más ilusión me hacía, asi que necesitaba un disco especial para ese momento.
Y con todos los discos para viajes en carretera que había ideado durante tanto tiempo, justo cuando necesitaba uno, no lo tenía. Asi que pillé lo que en ese momento no podía dejar de escuchar


Neil Young with Crazy Horse - Everybody knows this is knowhere (1969)


1969. Neil Young acababa de terminar con Buffalo Springfield y tan sólo cuatro meses antes de sacar este disco, que fue el primero que grababa con Crazy Horse, había lanzado su primer disco en solitario.

Cinnamon Girl es uno de los temas más famosos de toda la carrera de Neil Young. Me encanta la voz de Neil, ya cante falsetto o en un tono más grave, tiene una personalidad que la hace reconocible en cualquier situación. Everybody Knows This is Nowhere es el tema con el que aluciné ese día tan especial para mi, el día que por fin podía conducir sola. Me sentía genial pudiendo sacar el brazo por la ventana o dejando la mano apoyada en la palanca de cambios (mi madre lo critica porque dice que no es elegante), mientras cantaba los lalalas de los coros.
Estos dos primeros son los temas más optimistas del disco. La verdad es que al margen del cariño especial que le tengo porque es mi disco, es perfecto para un viaje en carretera. Round and Round (it won't be long) es mucho más intimista y lenta, preciosa con esos coros.

Las estrellas del disco indudablemente son Down by the River y la que cierra el disco, Cowgirl in the Sand. Son temas más contundentes que los demás, que rondan entre los nueve y diez minutos en que los absolutos protagonistas son las guitarras de Danny Whitten y Neil Young complementándose perfectamente, aunque tengo que reconocer que se me va toda la atención al gravísimo bajo de Down By the River, como siempre, mi perdición. La guitarra rítmica de Whitten en Cowgirl in the Sand suena más agresiva. La letra de este tema siempre me ha parecido durísima, de hecho alguna vez leí que la mujer de Neil se cogió un cabreo monumental echándole en cara que tenía que haber otra mujer en su vida. Pobrecillo, encima que tenía una fiebre altísima cuando la escribió...

"It's the woman in you that makes you want to play this game"... (si es que a veces las mujeres nos lo buscamos...)



Neil Young & Danny Whitten


Qué grande era Whitten. Y qué perfecto complemento para Neil. Él se encargaba de la parte rítmica, y los solos de Neil son simples, ninguna virguería ni excesos en absoluto, encajan a la perfección.
Losing End (when you're on) es otro ejemplo de lo bien que encajaban, no sólo con las guitarras sino cantando juntos. Neil solía cantar los tonos más graves y Whitten los más agudos, y las armonías en los coros (que en este disco son bastantes) son una maravilla.

Sin duda, uno de mis discos preferidos de Neil Young. Y aunque ya haya perdido un poco de emoción lo de conducir, este disco siempre estará entre mis ideales para viajar por carretera.