jueves, 27 de octubre de 2011

Fire Walk with Me

Hace unas semanas vi la primera temporada de The Killing. De golpe, sin esperar a que saliera en la sexta ni en fox, porque me enganchó tanto el primer episodio que no quise esperar, asi que la vi por internet. A eso hay que sumarle el bombardeo publicitario




Que la serie fuera de aMC y el guiño a Twin Peaks, así como las innumerables comparaciones con ella, además de las buenas críticas, me convencieron.
Como dije, el primer capítulo me encantó. Me gustó mucho que estuviera ambientada en el lluvioso Seattle (las vistas y las panorámicas de la ciudad son una maravilla), y esa atmósfera oscura. Eso sí, desde el principio el único parecido que encontré con Twin Peaks fue el asesinato de una adolescente. Y algun giro de la historia parecido, si no idéntico, pero no substancial.

Y es que nunca he visto una serie tan especial como Twin Peaks. Y es casi una opinión generalizada entre la gente que la ha visto: padres como los míos que la vieron por Telecinco a principios de los noventa (sí, un hecho sorprendente para nuestra generación), o la gente que la revive ahora.
La primera temporada de Twin Peaks es increíble. Al principio sólo hay una chica muerta, como en The Killing, y un agente del FBI, Agente Dale Cooper (o Coopi para Albert Rosenfield) va a un pequeño pueblo en las montañas de alguna ciudad de Washington (Twin Peaks) a intentar resolver el caso. Después la investigación va avanzando mientras conocemos detalles de los personajes y las subtramas. Hasta ahi todo normal, típica serie, ¿no?

Casi todos los personajes principales de Twin Peaks son extraños, misteriosos y carismáticos. En ese pueblecito aparentemente tranquilo, acogedor, y perdido entre las montañas gemelas, todos tienen algo que esconder.

Laura Palmer (Sheryl Lee)

Empezando por la protagonista muerta. Laura Palmer (y su posterior caracterización de la prima Maddie). Laura tiene un rostro y una expresión que me resulta terrorífica, a pesar de la impresión de inocencia que se le quiere dar al principio, con el famoso portarretrato de su foto de graduación.
La caracterización de los personajes es espectacular. Y no ya sólo los más esotéricos, como la mujer del tronco o el hombre manco, sino los aparentemente más convencionales, como el guapísimo novio de Laura (Bobby) y su relación con su padre, el teniente Briggs, también fundamental en la investigación del asesinato; el traumatizado padre de Laura (Leland), la mística compañera de Laura del instituto (Audrey Horne), o el sensible y adorable Pete Martell, caracterizado por mi querido Peter Falk. Todo esto, en medio de los bosques, en un pueblo perdido en el tiempo que lidia con la extraña muerte de la estrella del instituto, y una estética retro 50's de lo más entrañable. Y el sello de la locura en el mundo onírico de Lynch, a medio camino entre lo normal y lo absurdo.



Albert Rosenfield (uno de mis personajes preferidos)


Dicho todo esto, yo no he pasado tanto miedo nunca como con Twin Peaks. Sólo recuerdo esta clase de tensión brutal, inaguantable, de tener que quitarla pero no poder hacerlo, con Funny Games. A medida que avanza la historia, el asesinato de Laura Palmer no es sólo el asesinato de una adolescente. ¡Pero cómo una serie firmada por David Lynch se iba a quedar en algo tan convencional! Se va destapando la vida oculta de Laura, los bosques encierran misterios, los búhos no son lo que parecen ser. Ni nadie. Y a partir de la segunda temporada los sucesos son cada vez más paranormales, la cosa se complica más, hay cada vez más interrogantes. Para mi, a partir de ese momento, la serie pierde bastante, pero aun así es imposible dejar de verla.

Y la música. Hace unos meses mi madre me llamó y me dijo que habían puesto la música de Twin Peaks en una clase de Pilates y que "imaginate lo que me relaja Twin Peaks!". Esto me recuerda a que hace poco, mientras comíamos en un restaurante de Segovia, también nos pusieron la música de cabecera. Claro, estás despellezando un cochinillo a ritmo de Twin Peaks, muy agradable. En fin. La música (realmente evocadora, como podéis imaginar) corre a cargo de Angelo Badalamenti, y es alucinante, pero es verdad: oirla en cualquier circunstancia inesperada es escalofriante.

Años después, Lynch dirigió Twin Peaks: Fire Walk with me, situada en un momento anterior al asesinato, en el que se investiga otro asesinato y conocemos la vida de Laura detalladamente, con una Donna Hayward cambiada no, cambiadísima (podrían haberse currado algo más la elección de la actriz), y se intentan despejar algunas dudas que quedaron al finalizar la serie. O al menos era la intención de Lynch, claro que Lynch e intentar despejar dudas no combinan bien. Pero bueno, se le perdona por su pequeño papel como el sordete jefe de Cooper en la serie, que sin duda era de los más divertidos




Creo que nunca volverá a haber una serie tan impactante como Twin Peaks. O puede que sí, pero de lo que estoy segura es de que nunca la volveremos a ver en telecinco.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Welcome to... Asbury Park!

Hace tiempo que estaba pensando en hacer esta entrada, alguna vez se me ocurría algo y pensaba que era demasiado sentimental, demasiado ñoño. Para una persona como yo, que tiende a tener cuatrocientas canciones o películas preferidas o que con tres cervezas habla de Neil Young como si fuera su amor de toda la vida, es muy facil caer en la sobreemotividad exagerada (casi enfermiza) cuando hablo de música o cualquier cosa que me guste bastante. Creo que en esta entrada va a ser dificil esconder esta parte de mi personalidad.

El otro día encontré en la nueva Fnac de Madrid el Greetings from Asbury Park, NJ, versión china/coreana o japonesa bastante cutre, pero a 3 euros. Por supuesto que sabía que mi hermano me criticaría, porque además de tenerlo bastante escuchado, tenemos toda la discografía del Boss en casa, entre los discos de mi hermano, mi padre y los míos. Pero, ¿de qué me sirve si está a 4000 km? Da igual. Me apetecía hacer lo que antes era mi afición preferida: echarme en la cama a escuchar el disco mientras leia las letras (en este caso en inglés y en chino)

Hace cuatro o cinco años que estoy dramáticamente obsesionada con Bruce Springsteen. Mi querido hermano, de la misma escuela que yo, es repetitivo hasta la saciedad y recuerdo una época en que lo único que escuchaba a todas horas (antes de ir al colegio, al subirnos al coche, hasta cantando en la ducha) era a Bruce, Prove it all night en concreto. Por entonces no entendía el por qué de tanta efusividad hacia el Boss. Sobra decir que tardé poco en darme cuenta del por qué.



Greetings from Asbury Park N.J. (1973)


Mi reencuentro con el primer disco de Bruce Springsteen fue tan oportuno y adecuado como siempre, en un momento en el que tengo la misma edad que él cuando lo grabó (veintitrés años) y empiezo a tener mis primeras experiencias (pequeñas) en el mundo laboral y, en definitiva, el mundo de "los adultos". Es un disco lleno de energía, joven, inocente , que anticipaba su potencial y lo que iba a ser el resto de su discografía.

Las primeras canciones de los discos de Bruce Springsteen son siempre alucinantes, Blinded by the light es una bomba de alegría, es divertida y con gancho, con Clarence siempre poniendo ese mucho más. Growin' up es otro shot brutal de energía, y la canción que siempre confundía con Walking in Memphis cuando no paraba de sonar en M80 (y por eso siempre pensaba que era de Bruce). Mary Queen of Arkansas es un acústico que recuerda a Bob Dylan, para mi quizá uno de los puntos débiles del disco.

El otro día le decía a un amigo que no me gusta la poesía. Empiezo a leer cualquier poema y me pierdo, no lo entiendo, no lo disfruto igual que disfrutaría una novela. Después me pongo un disco de Bruce Springsteen y pienso: es que esto es poesía. Lost in the Flood es una de mis canciones preferidas (una de esas cuatro mil) y, hablando de un chico al que acaban de disparar, dice: "Hey man did you see that? His body hit the street with such a beautiful thud". Para mi es una de sus letras más duras y explícitas, una canción pesimista y triste y aun así bellísima, y diametralmente opuesta a la animada canción que le antecede, Does this bus stop in 82nd street?, pero que se suceden de una forma perfecta.
Y normalmente me siento terriblemente identificada con las letras de Bruce, me siento como la Mary de Thunder Road y me imagino subiendo a su coche y escapando "and my car's out there if you're ready to take the long run"; o alimento mis momentos bajos esporádicos escuchando Point Blank. Otras veces, como en esta, simplemente me emociono por la forma de contar historias que tiene Bruce. Lo avisé al principio, no puedo evitar ponerme sentimental!

The Angel es una bonita balada con piano, Spirit in the Night me recuerda muchísimo a Van Morrison, y aqui otra vez el saxo de Clarence es el centro de atención. It's hard to be a saint in the city cierra el disco, mostrándonos al Bruce macarra, rockero y seductivo al que nadie sería capaz de resistirse. A pesar de lo mucho que me gusta este tema, no me gusta como suena en el disco, en directo, mucho mejor.

En definitiva, un disco un poco menos eléctrico que lo que vendría después, pero un muy buen comienzo, intimista y emotivo pero potente, y un buen preámbulo del fantástico contador de historias en el que se iba a convertir.

miércoles, 12 de octubre de 2011

LITTLE STEVEN UNDERGROUND GARAGE

Hace poco me enteré de que Steven van Zandt está protagonizando una serie noruega, "Lilyhammer", haciendo otra vez de mafioso, al que le llevan a un pueblo de Noruega (Lille Hammer) en un programa de protección de testigos. La verdad es que me sorprendió porque había leido hace tiempo que no iba a volver a actuar por culpa de las malas críticas que había recibido en su papel de Silvio Dante en los Soprano. Como los Soprano es una de mis series preferidas y adoro a Little Steven no soy nada objetiva, asi que ya os podéis imaginar lo que me parecen esas críticas.



Además, ¿quién imita a Michael Corleone mejor que él?


A estas alturas ya venía siendo hora que dedicara un post al hombre que fue mi fuente de inspiración para el título de mi blog. Todo viene del programa de radio de Steven van Zandt, llamado "Little Steven Underground Garage", el Sótano de Little Steven. Qué curioso que los dos únicos programas de radio que escuche se llamen igual (el Sótano de Radio 3 y éste), y además vayan de lo mismo.

Sé que esta entrada corre el riesgo de quedarse en lo superficial, por eso os digo que no voy a hablar de lo mucho que ha aportado a la música, creo que para ser realmente justos con mi Little Steven y debería dedicarse un blog entero, ¡quién sabe si ya hay alguno!

A Steven van Zandt le gusta mantenerse ocupado. No sólo como guitarrista de la E Street Band, trabajo por el que por supuesto es más conocido, también ha colaborado con otros artistas, y tuvo su propio grupo, Little Steven & Disciples of Soul, con los que sacó cinco discos de estudio que fueron aclamados por la crítica - tengo que reconocer que sólo he escuchado el primero: Men Without Women, y además lo he conseguido hace poco, pero por ahora me parece un disco con una grandísima banda detrás (los Asbury Jukes, incluso algunos miembros de la E Street Band y Bruce Springsteen en los coros de algunos temas). Es quizá el tipo de disco que me esperaba, rock con un toque soul y un aire muy distendido. Me recuerda mucho al Born in the USA, que salió dos años después.



Qué tres fieras


Siempre he pensado, siguiendo en linea con mi vocación y pretensiones de periodista frustrada, que trabajar en la radio tiene que molar mucho, y sobre todo cuando tienes un programa de radio como el de Little Steven (que puedes escuchar aqui), y te puedes dedicar a poner la música que más te gusta, tener una legión de seguidores bastante amplia y hacer practicamente lo que te de la gana. Y desde el punto de vista del oyente, disfrutar de la magia de la radio: el no saber con qué te vas a encontrar en la canción siguiente, descubrir que es una canción que te encanta o conocer una nueva. Compartir el fanatismo de Steven por los Ramones (con varios programas dedicados a ellos), escuchar un programa triple en el que el invitado especial es Bruce Springsteen y ser testigo de su complicidad, oirles hablar del primer disco que compraron, de la British Invasion, de los Beatles... Un lujo, vamos.

Y de la pasión por Steven por el cine, como el temático sobre El Padrino, o sobre Marlon Brando. Recuerdo un programa en el que celebraba el cumpleaños de Martin Scorsese, ¿qué mejor felicitación puede haber para un melómano como Scorsese que el mismísimo Steven van Zandt te dedique un programa?

Por no hablar del cine negro. Intercala escenas de películas clásicas entre las canciones, como de Mi Año Favorito, Rebelde sin Causa o el Halcón Maltés justo antes de poner Run, run, run, de los Who. No puede haber un programa de radio que se adapte más a mis preferencias que este.



"A quick one while he's away, very film noir itself, isn't it?" Steven Van Zandt


Lo dicho, cualquier halago que haga se queda corto, y cualquier reconocimiento que haya tenido también. No todos pueden presumir de no tener apenas malos momentos en su carrera, y más cuando no sólo eres músico, sino actor - y esto va dirigido a los que dicen que es mal actor, ¿qué más se puede esperar para el papel del personaje de Silvio Dante? En fin... Sólo me queda darle gracias al genio que da nombre a mi blog.

And... welcome everybody to the Underground Garage!

jueves, 6 de octubre de 2011

Midnight Ride!

Siempre relaciono a personas o momentos concretos de mi vida con grupos o discos. Sé que es un fenómeno normal, es normal que te pase con amigos o familiares, que haya un nexo entre un recuerdo y una canción, algun motivo. Pero por ejemplo, yo cuando escucho a Paul Revere and the Raiders pienso en un profesor que tuve el año pasado. Y cuando me lo encuentro de vez en cuando por la facultad canto mentalmente "hungry for those good times baby..."... y ahi viene el problema: canción atascada durante todo el día. En fin, ¡menos mal que disimulo bien mi locura!





Le debo mucho a este grupo de trajes de época porque gracias a ellos descubrí los Nuggets, el recopilatorio de garage del que hablaba la semana pasada. Y todo empezó cuando descubrí una canción suya que me gustó muchísimo, Don't Take it so Hard, del Something Happening (1968), un disco que no hacía justicia al enorme legado del grupo y que no tenía que ver mucho que ver con lo que realmente me enamoraría de ellos. Aun así, el Something Happening es un disco que a mi me encanta, que me pongo cada vez que cojo un avión y que suena entrañablemente pasado de moda.


Paul Revere and the Raiders fueron un grupo de bastante fama durante los años sesenta en Estados Unidos. Fueron uno de los grupos que respondieron al ataque de la British Invasion, y a pesar de estar fuertemente influenciados por ésta, consiguieron un sonido más americano, más cercano al r&b. Eran el grupo abanderado (y presentadores) de Where the Action is, un famoso programa musical de mediados de los años sesenta en el que llegaron a tocar los Kinks, los Byrds o Herman's Hermit entre muchos otros.
Paul Revere and the Raiders, por tanto, fueron de los más afortunados de entre las muchísimas bandas que cohabitaban durante esos años de explosión musical.




Total, que en nueve años (1961-1970) habían grabado trece discos, ni más ni menos, incluido un disco de navidad que prometo escuchar en cuanto coloquen las primeras luces en la ciudad. Después pasaron a llamarse The Raiders, y su estilo cambió radicalmente. Fue entonces cuando sacaron su super hit Indian Reservation, que no se acerca a la sombra de los vestigios de lo que fueron Paul Revere and the Raiders durante su primera época. Pero en fin, ¿cuántas veces habremos oido esta historia?

Tengo que reconocer que con una discografía tan extensa me falta mucho por escuchar. Pero me gustaría hablar de uno de mis discos preferidos (sí, sé que mi lista de discos preferidos es quizá demasiado amplia)



Paul Revere and the Raiders - Midnight Ride (1966)


Además es un album representativo. La primera canción es Kicks, uno de los Nuggets más conocidos, un alegato antidroga escrito para los Animals pero rechazado por Eric Burdon - perfecta, pegadiza, con un bajo contundente (por cierto, esta fue la primera canción que aprendí a tocar). Vamos, una creación que también gozó de bastante exito en EEUU, llegando muy alto a los Billboards. Después de "EL HIMNO", ¿cómo mantener el nivel? Pues con There's Always Tomorrow, un agridulce tema en el que contrasta la voz más bluesera de Mark Lindsay retratando a alguien deprimido y cuya novia le ha dejado y los alegres coros que recuerdan que siempre hay un mañana. Little girl on the 4th Row (y su correspondiente versión en italiano un poco más adelante) es una lenta balada que recuerda mucho a los Beach Boys del Pet Sounds. Ballad of a Useless Man es una de mis preferidas del disco, brutal con su siempre presente y característico teclado. La gran aportación del bajista Phil Volk al disco es innegable, si suena tan contundente y en general, tan bien estructurado, es en parte gracias a él.





I'm not your stepping stone es para mi una versión mucho mejor que la que hicieran después los Monkees, el riff es sensacional y la voz desgarrante de Mark Lindsay - y la parte media de la canción en la que el teclado hace un pequeño solo (pequeñísimo, no sé ni si a eso se le llama solo) mientras que el batería (Drake Levin) se acelera más y más hasta volver a empezar - de lo mejor del disco. There she goes es la canción más british: pegadiza, bailable y cortísima. All I really need is you es mi canción predilecta no del disco sino del grupo, es terriblemente emotiva y exótica, con la voz sugerente y dramática del romántico de Mark Lindsay. De verdad, preciosa. Get it On y Louie Go Home son otros dos buenos temas que siguen la linea más característica de Paul Revere. Take a Look at Yourself es otro tema rock and roll con un aire cincuentero muy guay, me gustan las armonías de este tema, suena muy melódico. Melody for an Unknown Girl es un tema que debió haberse hecho de coña, parece de propaganda antigua. Shake it Up es un instrumental divertido que se parece a Boom Boom de los Animals. SS 396 y Corvair Baby fueron dos temas grabados en un periodo anterior y que se añadieron al disco en la última edición, no salieron en la original de 1966.


Paul Revere and the Raiders a día de hoy siguen tocando con un grupo del que no queda nada del original. Según un amigo de mi ex que es de Portland (Oregon), de donde son ellos, tocan de vez en cuando en las ferias regionales. Y lo hacen bien, y todo el mundo los conoce. Qué envidia.