
jueves, 30 de junio de 2011
Knocking on heaven's door

domingo, 26 de junio de 2011
A kiss is just a kiss...

domingo, 19 de junio de 2011
Is it me? For a moment...
La primera vez que la vi no me cayó bien ninguno de los personajes. Ni el protagonista, ni su amigo rocker, ni su novia, ni Sting. Supongo que no la entendí bien. Pero la siguiente vez estaba en una etapa propicia para verla: 15 o 16 años y una crisis de identidad típica de la adolescencia.

Jimmy es un adolescente incomprendido. Es agresivo y actúa muchas veces irracionalmente: destroza cosas sin motivo, se mete en peleas, toma drogas, causa escándalos públicos... A la vez intenta ser diferente, destacar, como cuando se pone a bailar en aquel club de Brighton y le acaban echando. Pero por otra parte es introspectivo, y lo que quiere es "encontrarse a si mismo" (the real me) y tener una novia. En definitiva: es un adolescente confundido.
Quadrophenia no sólo me parece un reflejo (no sé hasta que punto será fiel a la realidad) de una época, de las peleas entre los mods y los rockers, sino una descripción de la confusión general de esa edad, porque al menos en mi caso, hubo una época que me sentí así. Y todo era una mierda, y aunque quería tener un grupo en el que sentirme acogida y arropada, con gustos y un estilo de vida similares a los míos, quería ser totalmente diferente a los demás. De algun modo, destacar, no ser una chica más. Y por ello, un diálogo que refleja claramente el espíritu de la peli es el de casi el principio entre el amigo rocker y Jimmy. Kevin (el rocker) le dice: "Da igual que seamos rockers o mods, en el fondo todos somos iguales, ¿no?" y Jimmy le dice: "No. No quiero ser como todos los demás. Por eso soy un mod". Probablemente sea el contrasentido que inunda la película.
En lo que a mi concierne, esta película y la canción "I'm not like everybody else" de los Kinks fueron casi mi firma durante mis "años Jimmy", con lo cual, Quadrophenia significa mucho para mi.
Y obviamente está la música. Los Who en una versión más introspectiva y bastante más experimental. Normalmente no suelo prestar atención a la batería, pero Keith Moon en algunos momentos está irreconocible y enorme, como en Love Reign o'er me, que además es de mis canciones preferidas. Es un album más maduro, menos loco. Muchisimo más masticado, menos simple. Sencillamente brillante.