Siempre me ha llamado mucho la atención la figura del "director de cine". Los directores tienen un estilo normalmente definido, desde luego también evolucionan, pero por lo general se suelen caracterizar por elementos comunes que se ven en cuando se tienen en cuenta las peliculas en su conjunto.
Muchos directores han sido personajes excéntricos y peculiares, sí sí, como tantos artistas; pero lo que más me llama la atención es el morboso sentido del humor por el que eran conocidos muchos de ellos.
Se dice que cuando Tippi Hedren estaba grabando Los Pájaros, Hitchcock regaló a su hija (Melanie Griffith) una muñeca del personaje de su madre. Esa muñeca estaba colocada dentro de una caja de madera... que parecía un ataud y que aterrorizó a la niña. También se dice que la intención de Hitchcock no era que la caja pareciera un ataud, pero ahi está la historia. Aunque viendo este video introductorio del programa "Alfred Hitchcock presenta..."
O a veces, contratan a dos divas de Hollywood en declive que se odian públicamente a muerte y que incluso llegan a las manos en medio del rodaje. Como Joan Crawford y Bette Davis en ¿qué fue de Baby Jane? de Robert Aldrich.
Durante la grabación, Bette Davis golpeó tan fuerte a Joan Crawford que tuvieron que darle puntos en la cabeza. Por su lado, Joan Crawford puso piedras en su ropa para que cuando Bette Davis la tuviera que cargar se hiciera daño en la espalda. Y así fue. Aldrich no podía decir que no se esperaba que esto pasara, y seguro que lo hizo intencionalmente. Me encantan este tipo de historias, esto si que eran mujeres con caracter.

Qué felices se les ve aqui con Jack Warner
Todas las películas que he visto de Aldrich son bastante perturbadoras. Sus personajes son de lo más siniestro, y las historias son enrevesadas y extrañas. Una de ellas es Canción de cuna para un cadáver (Hush hush, sweet Charlotte, 1964), con Bette Davis, Olivia Havilland y mi querido Joseph Cotten.
La presentación de la película hasta los créditos de inicio es tan contundente como efectista. Para dar una idea y no destripar (casi) nada, hay un asesinato. Y la canción de los créditos dice: "chop, chop, sweet Charlotte". Para una mente de lo más morbosa como la mía, no puede haber un inicio tan prometedor.
Por desgracia, me esperaba un poco más de acción en la primera parte de la película. A partir de la mitad adquiere otro tenor, y se cambian las tornas respecto a los personajes, e incluso acabas sintiendo pena por la loca de Charlotte. Ya el suspense se apodera de la película, y hasta el desenlace final totalmente inesperado y cuando se atan todos los cabos, engancha tanto que no puedes dejar de verla.
Hace poco comentaba en otro blog (hablando de otra película del mismo director) que cuando veo una película intento situarme en la época en la que se estrenó, intentando tener la mentalidad de aquellos que la vieron por primera vez. Pues bien, incluso sin trasladarme a 1964, me quedé alucinada con algunas de las imágenes que se ven en la película, los juegos de luces, la maldad de los personajes, el terror en la cara de la dramática Bette Davis.

¿Sensacionalista yoooo?
No es de mis películas preferidas, quizá ni siquiera de las mejores de Aldrich. En momentos se me hace un poco lenta, en parte porque me esperaba otra cosa teniendo en cuenta el fantástico comienzo, pero desde luego merece la pena verla. Aunque sea por ver en quién (según mi opinión, soy un desastre para los parecidos) se pueden haber inspirado los guionistas y los del casting de los soprano para el personaje de Livia Soprano, la madre de Tony.